Hola chicos!
Actualizo por primera vez desde hace ya algún tiempo para cumplir una vieja promesa hecha en alguno de esos pocos pero valiosos comentarios de este blog.
Hace ya... casi un mes, me fui junto con 10 compañeros de clase de viaje de fin de carrera por los Países Bajos, esto es, Bélgica y Holanda (para ir a Luxemburgo no hubo tiempo, lástima). Como es mi primer viaje propiamente dicho desde nuestra aventura por Irlanda y estoy practicando para hacer mi propio blog, decidí haceros una pequeña crónica. Quien sabe, quizá pueda ser mi trampolín a un trabajo como reportero de viajes (Dios me oiga). La cosa va a ir por capítulos, que así me cunde más. Aunque espero terminar este finde, eh?.
Todo empieza unos 15 días antes de la partida, cuando tras innumerables e infructuosas reuniones en casa de los señores D. y R., el proyecto no avanza. Sin embargo, esa tarde recibo una llamada al móvil del señor A., que también acude al viaje (además de ser uno de los promotores de la idea). La conversación es, más o menos la siguiente:
-Yo: A ver, que pasou?
-A.: Oíste, pasa pa´ casa del D. que vamos a pillar los billetes... dónde estás?
-Yo: En la escuela, voy ahora.
-A.: No me jodas!!!!! Vente de una puta vez!!!!!
-Yo: Que ya voy joder...
Ahí estaba yo, recogiendo mis cosas y yendo a casa de D. y R., donde ya me esperaban A., los susodichos D y R, y G. Ah! Y otro llamado Manolo, que no venía al viaje pero quería tomarse una birra. Enseguida nos entendimos con los de Ryanair para conseguir una estupenda oferta de 20 euros ida y vuelta desde Valladolid al precioso y bucólico pueblo belga de Charleroi, del que hablaremos más adelante. Ya teníamos 5 billetes cerrados, y con sólo unas llamadas, vimos el poder que tiene la presión sobre las personas: hicimos 4 llamadas a cuatro dudosos y los cuatro confirmaron ipso-facto. Luego vino el tema de poner la tarjeta para pagar, y la discusión a causa de que alguno quería ponerse el título de "doctor" en la tarjeta de embarque. El caso es que lo del viaje ya era oficial.
Acto seguido nos pusimos a buscar alojamiento y nos dimos cuenta de que nos iba a costar sangre, sudor y lágrimas. Reservamos para la primera noche en un Formule One en Ruisbroek para dos días después cancelarla porque vimos que había otro a 6 km. del aeropuerto... en fin... Al día siguiente se decidió pasar un día en Rotterdam a causa de un concierto sacrificando un día en Antwerpen (Amberes, para los no iniciados) o Brujas... CRASO ERROR, como veremos más adelante. En Amsterdam también pillamos para los dos últimos días, pero el resto quedó en el aire ("Ya encontraremos, no hay fallo...", me decía A.).
Seguro que os estaréis preguntando (o no, y ya os cansaríais de mi rollo) cómo c... llegamos a Valladolid. Ningún problema. Gracias a nuestros contactos en una empresa de alquiler de coches, conseguimos una furgoneta y un coche a 12€ por cabeza, beneficiándonos de la tarifa especial para jugadores de golf profesionales (esto no lo contéis por ahí).
Y allí nos fuimos. Quedamos el 26 de marzo a las 9 de la mañana para irnos, pero mientras algunos respetamos el horario, inaugurando la grabación en video de R. del viaje (un documento gráfico no recomendado para espíritus sensibles), otros se quedaron imprimiendo tarjetas de embarque y otros (D2 y B.) "es que nos dijo A. que nos veníais a buscar", eso sin contar el problema de D., que la víspera, a eso de las 7 de la tarde, se dio cuenta de que tenía el DNI caducado, con lo que tuvo que irse a renovarlo de mañanita, peleándose con los keniatas que poblaban las colas.
Pequeñas anécdotas aparte, emprendimos viaje por autopista metidos en nuestros flamantes coches alquilados, unos con la road movie, otros haciendo calvos por la ventanilla y otros fumándose los primeros petas (putos viciosos, ni siquiera esperaron a llegar a Holanda). ¿Qué más contar? Poca cosa: D. atropelló un cono con la furgo cuando paramos a comer y flipamos para sacarlo sin consecuencias de los bajos del coche; llegamos con adelanto a Villanubla y su aeropuerto, donde disfrutamos de unas tapitas y unas cañas en un mesón castellano (qué malo es el pan en las dos Castillas, por Dios, horrible); jugamos un póker antes de embarcar y volamos hacia Bélgica, donde amenizamos el aterrizaje con aplausos y cánticos el aterrizaje, con nuestro grito de guerra: NABO!!!!!!!!!!
Acto seguido nos pusimos a buscar alojamiento y nos dimos cuenta de que nos iba a costar sangre, sudor y lágrimas. Reservamos para la primera noche en un Formule One en Ruisbroek para dos días después cancelarla porque vimos que había otro a 6 km. del aeropuerto... en fin... Al día siguiente se decidió pasar un día en Rotterdam a causa de un concierto sacrificando un día en Antwerpen (Amberes, para los no iniciados) o Brujas... CRASO ERROR, como veremos más adelante. En Amsterdam también pillamos para los dos últimos días, pero el resto quedó en el aire ("Ya encontraremos, no hay fallo...", me decía A.).
Seguro que os estaréis preguntando (o no, y ya os cansaríais de mi rollo) cómo c... llegamos a Valladolid. Ningún problema. Gracias a nuestros contactos en una empresa de alquiler de coches, conseguimos una furgoneta y un coche a 12€ por cabeza, beneficiándonos de la tarifa especial para jugadores de golf profesionales (esto no lo contéis por ahí).
Y allí nos fuimos. Quedamos el 26 de marzo a las 9 de la mañana para irnos, pero mientras algunos respetamos el horario, inaugurando la grabación en video de R. del viaje (un documento gráfico no recomendado para espíritus sensibles), otros se quedaron imprimiendo tarjetas de embarque y otros (D2 y B.) "es que nos dijo A. que nos veníais a buscar", eso sin contar el problema de D., que la víspera, a eso de las 7 de la tarde, se dio cuenta de que tenía el DNI caducado, con lo que tuvo que irse a renovarlo de mañanita, peleándose con los keniatas que poblaban las colas.
Pequeñas anécdotas aparte, emprendimos viaje por autopista metidos en nuestros flamantes coches alquilados, unos con la road movie, otros haciendo calvos por la ventanilla y otros fumándose los primeros petas (putos viciosos, ni siquiera esperaron a llegar a Holanda). ¿Qué más contar? Poca cosa: D. atropelló un cono con la furgo cuando paramos a comer y flipamos para sacarlo sin consecuencias de los bajos del coche; llegamos con adelanto a Villanubla y su aeropuerto, donde disfrutamos de unas tapitas y unas cañas en un mesón castellano (qué malo es el pan en las dos Castillas, por Dios, horrible); jugamos un póker antes de embarcar y volamos hacia Bélgica, donde amenizamos el aterrizaje con aplausos y cánticos el aterrizaje, con nuestro grito de guerra: NABO!!!!!!!!!!
PRÓXIMAMENTE: Capítulo II Bruselas conexión
P.D.: Me ha quedado demasiado largo, abreviaré para el próximo capítulo... A cuidarse!